Reseña de La sociedad de la Libélula, de Ana González Duque

Esta novela autoconclusiva me ha recordado a La historia interminable y a La emperatriz de los etéreos, aunque para un público un pelín mayor. Las tres tienen elementos en común —un viaje, una búsqueda que es también una transformación—, pero sus historias son muy distintas. Aun así, si disfrutaste de una, estoy bastante segura de que las otras también te gustarán.
¿De qué va La sociedad de la Libélula?
La premisa es irresistible para quienes soñamos con escribir (y leer): la editorial más prestigiosa del país, La sociedad de la Libélula, lanza una convocatoria para nuevos autores. Isabel Nión, nuestra protagonista, decide probar suerte y presentarse. Desde siempre ha querido ser escritora.
Pero esta editorial tiene un método muy poco convencional: en lugar de encerrarse en una habitación frente al teclado, los autores usan un trasladador para llevar su mente al mundo que han creado y vivir aventuras en él.
Claro que las cosas se complican: después de probar el cambio de mundos una única vez, Isabel sabe que el trasladador es más real y peligroso de lo que dice Melchor, el director de La sociedad de la Libélula. Que haya desaparecido uno de los escritores con más renombre de la editorial no ayuda a tranquilizarla.
Lo que me ha encantado
Tengo una debilidad por los personajes bien construidos, y La sociedad de la Libélula cumple en este aspecto con creces:
- Un villano memorable: no es el típico antagonista sin matices. Tiene motivaciones claras, y lo comprendes (e incluso simpatizas con él) hasta el punto de que, en más de una ocasión, te sorprendes deseando que le salgan bien las cosas.
- Una protagonista con luces y sombras: Isabel es fuerte, sí, pero también tiene debilidades y miedos. Eso la hace real desde la primera página.
- Secundarios sólidos: cada personaje tiene su propia voz, su propio conflicto interno. Hay dilemas morales, contradicciones, y actitudes que complementan (o chocan) con las de la protagonista, y eso le da muchísima riqueza al conjunto.
La narración
La historia está contada desde múltiples puntos de vista, que se van alternando en capítulos más bien cortos. Esto permite conocer mejor lo que ocurre en todos los frentes.
Personalmente, suelo disfrutar más de los libros narrados desde una única perspectiva. Cuando hay varios narradores, a veces siento que me sacan de la trama justo cuando me estaba enganchando a una voz concreta y me irrita (sí, sé que la historia global es la misma, pero yo estaba leyendo la de uno de los personajes, y de golpe me la quitan). Aunque, algunas de mis historias favoritas son novelas corales; es una maravilla lo mucho que te permiten conocer el mundo y los motivos detrás de cada personaje.
Un poco sobre la autora
Ana González Duque es una autora canaria de literatura juvenil y romántica que dejó la medicina para dedicarse a la escritura. Sí, como suena. Era anestesista y durante su residencia abrió un blog —El blog de la doctora Jomeini— que tuvo muchísimo éxito. A raíz de eso, una editorial le propuso escribir una novela en ese mismo tono… y desde entonces no ha parado.
Hoy combina la autopublicación con la publicación tradicional y vive de la escritura. Tiene varios libros publicados, y también una web donde comparte recursos para escritores y lectores. Si te interesa saber más sobre su trayectoria, te recomiendo pasar por su web.
En resumen
La sociedad de la Libélula es una historia para lectores y escritores, para quienes alguna vez hemos querido vivir dentro de un libro. Es emocionante, con un toque de intriga, personajes memorables y una ambientación que mezcla fantasía y literatura de una forma original.
Si te gustan los libros que hablan de libros, esta historia tiene muchas papeletas para encantarte.